La cueva, debido a su estrecha entrada, se caracteriza por tener un ambiente especialmente seco que favorece las condiciones de preservación. Así, conservó en sus sedimentos evidencias de restos óseos de antiguos animales del Pleistoceno, así como material orgánico variado como maderas, cueros, cordeles y cuentas de collar. Todos estos materiales ilustran la diversidad del acervo cultural de los grupos de cazadores recolectores de la Región de Aysén.