¿A qué jugabas durante tu infancia?
¿A qué jugaban nuestros padres?, ¿y nosotros hoy adultos?, ¿a qué juegan hoy los niños, niñas y jóvenes?, ¿Cuántos juguetes tenías?, ¿Se compraban o construían?. Traemos para refrescar y activar la memoria, extracto de texto "Ser Aysenino" preparado el año 2016 por la Sociedad de Historia y Geografía de Aysén para el Museo Regional de Aysén, concretamente del capítulo "Crecer en Aysén, de la casa-hogar, a la escuela-hogar".
Primera infancia
La primera infancia en Aysén durante las primeras décadas del siglo XX se desarrolló en el seno familiar, en el hogar que fue habilitado y construido por las propias manos de quienes "llegaron primero" siendo en los sectores más aislados el único y nuclear referente de poblamiento "(…) por lo común con los recursos más elementales en lo tocante a herramientas; desde despejar el terreno donde edificar y plantar, hasta erigir las viviendas en donde habrían de morar" (Martinic, 2014). De ahí el marcado carácter rural del habitar. Éste permitió el contacto directo con la naturaleza, en conjunción con los tiempos cotidianos de los quehaceres domésticos y actividades económicas de los padres, sometidos ambos al vaivén de las estaciones del año. En este marco, esta etapa de la vida se vivió con relativa abundancia de recursos que brindaba la tierra y el ganado, empobrecidos en ocasiones por las inclemencias geográficas (Los testimonios hacen alusión a las fuertes nevadas registradas en 1915 y 1948, el desborde de ríos -los que no fueron posibles de fechar en esta recopilación- como episodios de gran dureza y desabastecimiento).
[…] La llegada de un desconocido al entorno familiar era un acontecimiento especial, en el que niños y niñas hacían notar el reducido contacto con personas ajenas al espacio de contención más próximo, así lo relatan distintos viajeros, que no dejaron de mostrar su asombro por la apariencia saludable de los menores en medio de extensas zonas despobladas y sin contar con la presencia de médicos.
Los primeros lugares de exploración y diversión fueron por tanto, el espacio de la casa y el fogón en invierno, siendo uno de los primeros signos de aculturación la ingesta del mate, bebida caliente a base de hierba mate que es tomada y disfrutada al calor del fogón desde la más temprana edad.
En estos momentos diarios se transmite hasta la actualidad en la intimidad del hogar, el significado de compartir, en el lenguaje propio de este ritual que se practica con profundo arraigo en el modo de vida aisenino.
En el periodo estival, los corrales de los animales, las pampas cercanas, los cerros y los ríos fueron el escenario de los primeros juegos infantiles en la región de Aysén.
La confección de juguetes, así como también la misma vestimenta respondía a la propia elaboración o herencia familiar, dado el escaso acceso del grueso de los aiseninos a bienes importados y la facilidad de contar con materiales como madera, lana y cuero. […]
Los juegos de roles propios de la edad infantil, intentaban replicar aquel mundo adulto, entremezclándose con las enseñanzas de padres y madres que progresivamente incorporaban a sus hijos en sus labores diarias bajo la espontaneidad del "aprender haciendo". Elaborar tortas fritas de barro, domar caballos de palo, usar insectos como bueyes en yuntas, recolectar leña, encerrar a los animales en los corrales, fue el preámbulo de muchas labores que los jóvenes de Aysén realizaron tempranamente, y que luego se transformarían en su sustento o actividad económica. También en este contexto fue posible aprender a tocar la guitarra y el acordeón, para luego demostrar el talento musical en las fiestas y celebraciones comunitarias realizadas al término de las faenas ganaderas. La marcación o la esquila eran espacios donde los nacientes músicos podían tocar con las comparsas que llegaban especialmente a animar la fiesta.
"Esos eran nuestros juegos, la ronda, la payana, y de no… hacer caballo los palos y andar de a caballo arriba de los palos y hacer que uno iba de a caballo, esos eran los juegos porque no había nada más, en qué más entretenerse… a la bocha no; la bocha los niños jugaban a la bocha pero las mujeres no, si era la payana no más y la ronda; esos eran los juegos de nosotros, la gallinita ciega, esos eran los juegos de nosotros, a la escondía también, ahí jugábamos todos poh, hombres y mujeres jugando a la escondía (sic) (…)" (Testimonio de Isabel Coñuecar, segunda generación de pobladores Lago Thompson - Galera/ Coyhaique. Documental: "Desde Aysén recuerdos de niñez". Co Producción Novasur y Producciones Ñire Negro. Serie producciones regionales 2013).